Cultura japonesa
Aokigahara, el bosque de los suicidios en Japón
El sitio se considera un lugar tenebroso lleno de tragedias.

En la base del monte Fuji se encuentra un frondoso bosque en el que a lo largo de los años se han reportado un elevado número de suicidios, por lo que es visto como un lugar maldito.
Sus enormes árboles y frondosa vegetación provocan que la luz del sol no penetre con fuerza en muchos sectores, lo que le da un ambiente lúgubre y tenebroso. Además, la vida silvestre es casi inexistente en la vegetación, por lo que el silencio impera la mayor parte del tiempo.
A este misterioso bosque se le conoce como Aokigahara, y su antigüedad ha provocado la elaboración de poemas e historias ligadas al ámbito sobrenatural, que han convertido al sitio en un lugar turístico de interés por su tenebrosa reputación.
Incluso la señal telefónica actual tiene dificultades para conseguir una correcta recepción, situación que brinda un importante nivel de aislamiento al bosque y dificulta pedir ayuda en caso fuese necesaria.
Muchos suicidios en Aokigahara
Su reputación no es para menos, ya que se descubren cada año más de 100 cuerpos de personas que han decidido terminar con su vida. Algo que coloca a Japón como uno de los países con más suicidios en el mundo.
Al hacer un recorrido, no es extraño toparse con pertenencias personales tiradas por los caminos, o restos de sogas en los árboles donde se han dado fatales desenlaces. También transportes propios, como motocicletas y automóviles, han sido encontrados.
Almas abandonadas
El lugar tiene historias trágicas desde hace siglos, ya que durante el ubaute (práctica en la que se abandonaban familiares ancianos o enfermos) del antiguo Japón, muchos niños y ancianos fueron dejados a su suerte por el lugar.

Dicha práctica, se cree, se realizaba por las familias más pobres en periodos difíciles de hambruna, guerra y epidemia. Debido a esto, se piensa que en el sitio aún deambulan los espíritus de aquellos que fueron dejados a su suerte.
En la literatura
Pero no solo se atribuye a estos hechos la fama sino, sino también a ciertos textos con temática particular que podrían, de alguna forma, disuadir a más de alguno a cometer suicidio en el espeluznante bosque.
Existe una popular novela publicada en los años 60 llamada “El negro mar de árboles”, escrita por el periodista y escritor Seicho Matsumoto. Al final del relato ficticio, dos jóvenes amantes terminan con su vida en el mencionado bosque con tal de permanecer juntos por la eternidad.
Años después, en los 90, Wataru Tsurumi publicó su libro “El completo manual del suicidio”, en el que brinda a detalle instrucciones sobre diferentes formas de cometer suicidio. A pesar que parte de su introducción indica: “Así mediante la distribución de este libro, quiero hacer esta sociedad asfixiante un lugar más fácil para vivir. Este es el objetivo de este libro. Y nunca la intención de animar a los lectores a cometer suicidio“, el texto fue tildado de polémico y acusado de incentivar tal práctica por instruir en diferentes métodos para llevarla a cabo.
Medidas de seguridad
Debido a todo esto, las autoridades decidieron colocar un dispositivo de seguridad para no permitir el acceso a las zonas más aisladas del bosque.

Cada cierto tiempo, voluntarios se adentran en la vegetación para colocar carteles de precaución donde consideren pertinente, incluso algunos cuentan con frases motivadoras para tratar de convencer al suicida de frenar su intención.
El asesino Takahiro Shiraishi
Siempre en la misma temática, hay individuos que se han aprovechado del pensamiento suicida, como el caso de Takahiro Shiraishi, residente del sur de Tokio, quien en 2017 fue acusado de asesinar a nueve jóvenes.
El individuo hacía uso de las redes sociales para contactar a sus víctimas, a través de mensajes y hashtags que buscaban “reclutar” personas que pensaran suicidarse, haciéndose pasar por uno de ellos. Luego buscaba acordar encuentros con sus víctimas para abusar de ellas y robar sus pertenencias.

Al ser detenido en su residencia, fueron encontrados restos desmembrados y más de 200 huesos que conservaba, según él, para no ser atrapado.